domingo, enero 27, 2008

Cartas con faltas graves... hay muchas.

Esta clase de burradas me saca de quicio. Le da al rubro completo una pátina de ignorancia, descuido, incluso algo más. ¿Cuánto cuesta pasarle el texto a un estudiante de castellano, o algo así, para que lo corrija antes de mandar a la imprenta? ¿Cuánto cuesta consultar el Larousse gastronómico, o más sencillo aún, googlear sobre los nombres correctos de las preparaciones?

No se trata de andar criticando a los demás, es un problema grave puesto que la vara con la que se mide a toda la industria es una sola: la de los críticos especializados, que suelen ser periodistas rigurosos sobre lo que se escribe, o bien gente relativamente culta que por lo mismo no transige en temas de manejo idiomático.

Para mi simplemente se trata de preocupación por los detalles. Para que cuando se siente un cliente culto y/o histérico, no ponga cara de "¿quién redactó esta carta?" y parta todo con el pie izquierdo.

Saludos!

1 Comments:

Blogger Gonxalo Oyanedel said...

Quizás ellos también son unos prinsipiantes, jajajajaja!!!!

7:30 a. m.  

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